Y de Escocia, cogimos un avión a Dublín!
Llegamos con lluvia (como no) y nos fuimos corriendo al Free Tour. Quedamos en Spire de Dublín, la gran aguja, y conocemos un poquito más de la historia de Irlanda, las reliquias medievales, el castillo de Dublín y por supuesto Temple Bar.
Visita obligatoria también a la catedral de San Patricio y al Trinity College. Y tocar una teta a Molly Malone 🎣, una estatua que representa a una mujer de doble vida, pescadera de día y prostituta de noche, que tiene hasta su propia canción. Si tocas una teta a Molly, volverás a Dublín.
Si tenéis tiempo y queréis daros un buen paseo, os recomiendo el Parque Fénix🦌, el parque más grande de Europa, más de 700 hectáreas de extensas zonas verdes, boscosas, pastizales, ciervos…
Acantilados de Moher
Los Acantilados de Moher son acantilados de piedra caliza que se extienden a lo largo de la costa atlántica de Irlanda, en el condado de Clare. Alcanzan alturas impresionantes de hasta 214 metros sobre el nivel del mar y se extienden por unos 8 kilómetros. Uno de los paisajes más bonitos de Irlanda.
Es curioso encontrar durante todos los acantilados mucha información sobre salud mental y vallas ya que es un destino de muchos suicidios.
Guinness
No somos aficionados a la cerveza pero nos habían hablado maravillas de la fábrica de Guinness y tuvimos que visitarla. Conocida como la «Guinness Storehouse», es una atracción emblemática que celebra la historia y la elaboración de la famosa cerveza negra irlandesa. Situada en St. James’s Gate Brewery, la fábrica ofrece a los visitantes siete pisos de experiencias interactivas. La visita incluye detalles sobre los ingredientes, el proceso de elaboración y la cultura que rodea a la cerveza Guinness. La Gravity Bar en la cima ofrece impresionantes vistas panorámicas de Dublín y es el lugar perfecto para disfrutar de una pinta de Guinness gratuita, que está incluida en la entrada.